El regreso de la golondrina
EL REGRESO DE LA GOLONDRINA
Hermosa golondrina, tú que surcas los mares,
ligera y misteriosa con temblor en las alas,
vuelve pronto a mi patio antes que yo me muera,
que quiero saludarte y besarte en la cara.
*
Sé muy bien que me escuchas peregrina del cielo,
pues allí desde arriba, el Señor te lo manda;
hoy me encuentro tan solo mi bella compañera,
que todo lo he perdido hasta el rayo del alba.
*
En esas largas noches de lluvia, nieve y frío,
cuando el viento del Norte arrecia en la montaña,
yo sueño aquí contigo viviendo una quimera,
mientras tanto los lobos se acercan a mi casa.
*
Y nadie viene a verme porque soy pobre y viejo,
tan solo un gorrioncillo que come mis migajas,
y un perro centinela que siempre está conmigo,
atento y vigilante, al lado de mi cama.
*
He sentido que anoche bajo un manto de estrellas,
golpeabas los cristales de mi humilde ventana;
y te he visto más tarde posada en mis paredes,
con tu pico amoroso y tus alas plegadas.
*
Mas todo ha sido un sueño febril y misterioso,
mis ojos están ciegos y mis manos no alcanzan;
hoy me encuentro muy triste porque nadie me entiende,
que todos me saludan y nadie me reclama.
*
¡Cuántas veces llorando he negado del cielo!
y ¡Cuántas padeciendo la irónica arrogancia,
he odiado aquellas gentes vanidosas y altivas
que llenas de codicia sembraron la desgracia!
*
Campanas de mi aldea, si es que no estáis dormidas,
latid con ansia al viento y no os quedéis calladas,
pues quiero con el alba sentiros aquí cerca,
que la noche es oscura y las horas muy largas.
*
El cielo de estos días se ha cubierto de nubes
y amenaza de lluvia con sus gotas heladas;
por el campo se acerca dejando sus latidos
y ese fragante aroma de tierra remojada.
*
Tras la lluvia, la tarde recoge un gran silencio,
como si pareciera que algo se le escapa;
pero nada se aleja, todo allí permanece,
tan solo el pensamiento y la vida se marcha.
*
Una sola cigüeña y un solo campanario,
adornan esta iglesia que se encuentra cercana,
y el reloj de las horas prisionero del tiempo,
con su ronco sonido impacienta mi calma.
*
El olmo y ese río que se ven desde siempre,
aferran sus raíces con lánguida mirada;
mientras uno se queda con viento, nieve y frío,
el otro va dejando sus estrofas de agua.
*
Y tú, mi tierna amante, princesita del cielo,
que regresas celosa con la dicha temprana,
acércate a mi huerto, mi rosal y mis flores,
y al pozo de este patio, feliz y enamorada.
*
El viento de la sierra que es fuerte, tosco y frío,
endureció mi rostro con rígida semblanza;
pero existe un acero más duro que el invierno…
Está en el corazón y el frío de las almas.
*
Ya sé que está la luna cubierta de rocío,
también lo están mis ojos llorando de añoranza,
y ahora que se desprende de amor la primavera,
te ruego que regreses, pues siento que me faltas.
*
Un cielo encapotado cubierto de grandeza,
ha calado profundo mi ser con gran templanza,
y lo mismo que cantan los grillos en los campos,
hoy ya brotan las flores preciosas en las ramas.
*
El bosque inconfesable se adentra en el camino
y un regato pequeño se escucha tras las hayas;
correteando animoso anoto sus gemidos,
quizá, porque comprendo que el tiempo se me acaba.
*
Los campos ya están todos cubiertos de amapolas
y las mieses crecidas con espigas doradas,
bambolean el viento suspirando en silencio,
pues no quieren que nadie se decida a cortarlas.
*
¡Qué hermosa que es la vida con dicha y con placeres!
y ¡Qué triste y marchita cuando no queda nada!
pero aquí nadie tiene seguro y privilegio,
cada cuál con su lucha vivirá una cruzada.
*
Sofismas endiosados que envolvéis con mentiras,
no cometáis perjurio, ni alentéis al que engaña,
que en el surco diario, aunque existan razones,
jamás tendrá salida la cruel y vil patraña.
*
No os acerquéis con celo a las almas humildes,
por siempre así alejaros, que el llanto os acompaña,
y solo dejáis dudas, pesadumbre y tristeza,
sacrificando al débil con crueldad y con saña.
*
En esas bellas noches bajo un manto de estrellas,
cruzando mar y cielo, tú regresas con ansia,
a visitar el nido que dejaste en olvido
y que está permanente con sus plumas y pajas.
*
Preciosa golondrina, tú que surcas los mares,
veloz y misteriosa, con la fiebre en las alas,
¡Vuelve pronto a mi huerto, antes que yo me muera,
que ya no tengo dicha, consuelo ni esperanza!
---------------------
Premio Certamen de las XLVIII Justas poéticas 2014
de la Ciudad de Dueñas (Palencia)
Comentarios
Publicar un comentario